Tras el verano, podemos notar la piel del cuerpo y especialmente de la cara con cambios, debido a que ha estado sometida a una intensa luz solar, a un calor importante, al agua de la piscina o del mar, y a otros factores externos.
Por ello, si notas tus manchas faciales más intensas o que han aparecido nuevas lesiones, lo más probable es que sea debido a estos factores del verano. Recuerda consultar con el médico especialista en piel, el dermatólogo, ante nuevas lesiones, cambios en las mismas o cualquier signo de alarma.
Entre las manchas más frecuentes que suelen presentarse en la piel tras el verano, encontramos los lentigos. Son manchas planas que pueden aparecer en la cara u otras partes del cuerpo. Aparecen donde ha habido exposición solar previa, y por eso son tan frecuentes en la cara (el sol nos da allí todo el año). Y también son lentigos esas manchas marrones planas que aparecen en la parte alta de la espalda de algunas personas (y guardan relación con quemaduras solares sufridas hace años).
El verano y la luz solar intensa son enemigos del melasma, y aunque el melasma puede empeorar durante todo el año si nos exponemos a la luz, el verano es una época especialmente perjudicial. ¿Qué es el melasma? Son esas manchas simétricas que aparecen fundamentalmente en la frente, las mejillas y el labio superior.
Si tras el verano, o en cualquier época del año, aparecen lesiones “rasposas” en zonas a las que habitualmente les da el sol, debemos consultar con un dermatólogo, ya que pueden tratarse de queratosis actínicas (otro tipo de lesiones, que pueden evolucionar a cáncer de piel).
No olvidemos que tanto en otoño como en cualquier época del año debemos observar nuestros nevus o lunares. Pueden aparecer nuevos o presentar cambios los que ya existían. Debemos estar atentos a los cambios, porque se ha demostrado que la autoexploración y la detección de cambios en la piel y sus manchas, están relacionadas con el diagnóstico precoz del cáncer de piel, especialmente del melanoma. Cuando hablamos de cambios, nos referimos a cambios de forma, tamaño, color, cambio de los bordes, y también cualquier cambio brusco que nos llame la atención. Ante cambios en los nevus, siempre consulta con tu dermatólogo o médico de familia.
¿Qué podemos hacer para mejorar las manchas?
- Protección solar: utilizándola, vamos a conseguir que no empeoren las manchas, y que no aparezcan más de las que aparecerían en caso de no protegernos. La protección es importante tanto para la mancha en sí, como también para sumarse a los tratamientos que apliquemos sobre la misma. Debe aplicarse la protección solar durante todo el año, ya sea otoño u otra estación, porque las texturas actualmente son agradables y forman parte de nuestra rutina facial (podrás hacerlo sin problemas). Desde Ladival queremos hablarte de Ladival Acción Anti-manchas® FPS50+. Se trata de un fotoprotector de textura fluida y acabado seco, muy cómodo de aplicar, que además previene de forma eficaz el envejecimiento prematuro de la piel, gracias a la combinación de Delentigo y Niacinamida, dos potentes agentes despigmentantes con acción selectiva sobre las áreas hiperpigmentadas.
- Tratamientos en forma de cremas: cuando nos receten una crema para manchas, van a tener en cuenta el principio activo. En caso de melasma, suelen incluir algunos activos como hidroquinona, ácido tranexámico y ácido kójico, que ayudan a controlar el pigmento. Otros activos que pueden incluirse son los antioxidantes como la vitamina C, y principios activos como los retinoides, que favorezcan a un renovación más rápida de la piel.
- Otros tratamientos en consulta: los dermatólogos, tras evaluar los lentigos y ver que no presentan signos de alarma, pueden tratarlos con láser, crioterapia (congelación con nitrógeno líquido) o peeling. En cambio, tras la evaluación de un melasma, lo primero y fundamental es buscar la fotoprotección adecuada, posteriormente recetar el tratamiento domiciliario, y en consulta se pueden realizar peelings. Es menos frecuente usar el láser para el tratamiento del melasma.